http://www.nicecoldsystem.com
La magia de congelar la fruta
Nice Fruit crea un sistema pionero de conservación sin destruir la estructura molecular
“Hemos convertido un producto perecedeero en imperecedero; esta es la
mayor revolución del sector de la alimentación en cien años”. La
sonrisa de José María Roger no remite. O vende muy bien su producto o el
presidente de Nice Fruit está realmente convencido de que tiene entre
sus manos algo que cambiará la agricultura mundial y la industria
agroalimentaria. El origen de esa seguridad es un sistema físico para
congelar frutas y verduras manteniendo sabor y vitaminas y sin destrozar
su textura y estructura celular. El proceso, exento de elementos
químicos, es una fórmula secreta que Roger evita desvelar. “¿Te has
despedido de tu pareja para que te lo pueda decir y luego matarte?”,
bromea en una cámara frigorífica a 24 grados centígrados bajo cero,
última etapa de la fruta procesada.
El procesado de la fruta no es muy distinto al de otras plantas que tratan la fruta para presentarla en bolsas o envases para su consumo. Se lava, se pela, se corta... hasta que entra en una cámara donde el producto se trata únicamente con aire. Ahí está el gran secreto. Después ya se puede congelar y el milagro obra durante la descongelación: la fruta no pierde agua; su estructura ha resistido el choque térmico y las fibras se han mantenido inalterables. Como si la fruta fuera recién cogida del árbol, dice Roger. Y así durante tres años, los que se podría mantener congelada.
El invento funcionó primero en una máquina que permitía tratar cinco kilos de producto. No fue fácil. Antes, ocho universidades de todo el mundo lanzaron la toalla tras ocho años de investigaciones y seis millones de dólares. De eso hace diez años. Entonces, un profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya, Josep Maria Nacenta, recuperó la idea de la mano de su universidad —todavía accionista— y el grupo inversor Fenoexit. Ocho años de investigación para idear el sistema y otros dos para fabricar la caja mágica. En 2012, una vez probada la experiencia, Nice Fruit dio el salto al mercado de abastos de Barcelona, donde instaló una máquina que permitía procesar 300 kilos. Superado ese volumen, desde julio la compañía trata de dar sentido a una planta en Castellbisbal (Barcelona) con una capacidad de 900 toneladas mensuales. El plan de negocio dibuja otras cinco fábricas en Filipinas, Colombia, México, Ecuador y Perú, siempre con la compañía de un socio local que financie los 18 millones de euros que puede costar cada una. “El otro día el representante de una importante firma de inversión me decía que serían necesarias 2.500 plantas de este tipo para cubrir todo el mundo”, explica Roger.
Los planes iniciales de Fenoexit para la compañía no eran los
actuales. Se planteaba vender el sistema a aquellos productores a
quienes les pudiera interesar. “Era como tener un gran diamante y
trocearlo en 7.000 más pequeños, en vez de exponerlo en el MOMA y hacer
pagar diecisiete euros por entrada para verlo”, explica el presidente de
la compañía, hermano mayor de Fernando, quien realmente lleva diez años
dándole vueltas al proyecto. Así que las plantas siempre serían
propias. Finalmente se ha optado por instalarlas cerca de la producción.
Barcelona está a un máximo de ocho horas de un amplio mercado de
naranjas, melones, melocotones, fresa y pera. Filipinas será la base de
la piña, un producto básico para la compañía. Colombia, del aguacate, el
melocotón y la fresa. México del pomelo, la naranja y el tomate. Y así haciendo.
El sistema ideado por Nice Fruit permite recoger la fruta y la verdura en el momento óptimo de maduración, asegurando el mejor gusto, mientras que la mayoría de distribuidores lo que hacen es cortar cuando el producto está verde, al 50% de sus condiciones, para que en el camino hacia el mercado vaya madurando hasta estar al punto justo para el cliente en el momento de la venta.
Roger cree que con Nice Fruit “no estamos revolucionando tanto el producto sino la agricultura, porque estabilizamos los precios y protegemos al agricultor frente a la cadena de producción, garantizándole un precio pactado para todo el año y reclamándole solo que se centre en la calidad”. Según explica, su compañía controla su capacidad sobre el mercado limitando la cantidad de producto que se puede distribuir. “Tenemos una ventaja y es que durante veinte años la patente es nuestra, sin competencia”, dice Roger, que enumera grandes nombres de la distribución con los que se ha aliado para repartirse la distribución europea.
____________________________________________________________
Y es esa una baza que intenta jugar Nice Fruits para hacerse fuerte en el sector: su proceso, asegura, permitiría congelar los excedentes e introducir estabilidad en los precios que se pagan a los agricultores, muy volátiles dependiendo de la oferta, la demanda y la calidad de sus productos.
La vulnerabilidad de los productores ante la fijación de precios ha sido incluso estudiada por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), en búsqueda de criterios con los que actuar cuando cooperativas de productores negocian con el resto de actores de la cadena agroalimentaria. Antes de llegar al mercado final, los productos agrícolas acostumbran a pasar por tres manos diferentes: las de las cooperativas de segundo grado que luego venden a los mayoristas, antes de llegar al mercado final, por lo que lo pagado en primera instancia se diluye. Pero las grandes variaciones se presentan en la primera fase del proceso.
El problema de los agricultores españoles se complica por su escasa concentración: apenas un 15% están agrupados en cooperativas, lo que les perjudica en la fijación de precios. La CNC aconseja elevar ese asociacionismo y asegura que las administraciones tienen capacidad para articular instrumentos que ayuden a dar más seguridad a los proveedores.
huertourbanodebalcon.blogspot.com.es/2015/03/la-magia-de-congelar-la-fruta
El procesado de la fruta no es muy distinto al de otras plantas que tratan la fruta para presentarla en bolsas o envases para su consumo. Se lava, se pela, se corta... hasta que entra en una cámara donde el producto se trata únicamente con aire. Ahí está el gran secreto. Después ya se puede congelar y el milagro obra durante la descongelación: la fruta no pierde agua; su estructura ha resistido el choque térmico y las fibras se han mantenido inalterables. Como si la fruta fuera recién cogida del árbol, dice Roger. Y así durante tres años, los que se podría mantener congelada.
El invento funcionó primero en una máquina que permitía tratar cinco kilos de producto. No fue fácil. Antes, ocho universidades de todo el mundo lanzaron la toalla tras ocho años de investigaciones y seis millones de dólares. De eso hace diez años. Entonces, un profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya, Josep Maria Nacenta, recuperó la idea de la mano de su universidad —todavía accionista— y el grupo inversor Fenoexit. Ocho años de investigación para idear el sistema y otros dos para fabricar la caja mágica. En 2012, una vez probada la experiencia, Nice Fruit dio el salto al mercado de abastos de Barcelona, donde instaló una máquina que permitía procesar 300 kilos. Superado ese volumen, desde julio la compañía trata de dar sentido a una planta en Castellbisbal (Barcelona) con una capacidad de 900 toneladas mensuales. El plan de negocio dibuja otras cinco fábricas en Filipinas, Colombia, México, Ecuador y Perú, siempre con la compañía de un socio local que financie los 18 millones de euros que puede costar cada una. “El otro día el representante de una importante firma de inversión me decía que serían necesarias 2.500 plantas de este tipo para cubrir todo el mundo”, explica Roger.
Roger se encarga de la presidencia de Nice Fruit, empresa cuyo fundador es su hermano menor, Fernando
El sistema ideado por Nice Fruit permite recoger la fruta y la verdura en el momento óptimo de maduración, asegurando el mejor gusto, mientras que la mayoría de distribuidores lo que hacen es cortar cuando el producto está verde, al 50% de sus condiciones, para que en el camino hacia el mercado vaya madurando hasta estar al punto justo para el cliente en el momento de la venta.
Roger cree que con Nice Fruit “no estamos revolucionando tanto el producto sino la agricultura, porque estabilizamos los precios y protegemos al agricultor frente a la cadena de producción, garantizándole un precio pactado para todo el año y reclamándole solo que se centre en la calidad”. Según explica, su compañía controla su capacidad sobre el mercado limitando la cantidad de producto que se puede distribuir. “Tenemos una ventaja y es que durante veinte años la patente es nuestra, sin competencia”, dice Roger, que enumera grandes nombres de la distribución con los que se ha aliado para repartirse la distribución europea.
____________________________________________________________
El eslabón débil de la agricultura
El veto de Rusia, unido a la crisis, provocó que las exportaciones españolas de frutas y hortalizas se desplomaran un 11,48% el pasado mes de agosto. A esa circunstancia se sumó una caída del consumo doméstico del 2%. Como conscuencia toneladas de fruta fueron destruidos para evitar una monumental caída de los precios, que mercados mayoristas como Mercabarna no pudieron evitar. Son datos que demuestran la debilidad de un sector económico que se ha desarrollado en las tres últimas décadas y que ha levantado una industria auxiliar a su alrededor.Y es esa una baza que intenta jugar Nice Fruits para hacerse fuerte en el sector: su proceso, asegura, permitiría congelar los excedentes e introducir estabilidad en los precios que se pagan a los agricultores, muy volátiles dependiendo de la oferta, la demanda y la calidad de sus productos.
La vulnerabilidad de los productores ante la fijación de precios ha sido incluso estudiada por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), en búsqueda de criterios con los que actuar cuando cooperativas de productores negocian con el resto de actores de la cadena agroalimentaria. Antes de llegar al mercado final, los productos agrícolas acostumbran a pasar por tres manos diferentes: las de las cooperativas de segundo grado que luego venden a los mayoristas, antes de llegar al mercado final, por lo que lo pagado en primera instancia se diluye. Pero las grandes variaciones se presentan en la primera fase del proceso.
El problema de los agricultores españoles se complica por su escasa concentración: apenas un 15% están agrupados en cooperativas, lo que les perjudica en la fijación de precios. La CNC aconseja elevar ese asociacionismo y asegura que las administraciones tienen capacidad para articular instrumentos que ayuden a dar más seguridad a los proveedores.
huertourbanodebalcon.blogspot.com.es/2015/03/la-magia-de-congelar-la-fruta